Quime - Huenú Cuenta la leyenda que hace muchísimos años, tantos que no es posible llevarlos en cuenta, los espíritus malignos agobiaban constantemente a la gente mapuche. Ronquenquén acechaba a las criaturas, aprovechaba cualquier circunstancia favorable para hacerles mal. Cuando algún niño se alejaba de la toldería, le provocaba algún accidente entre las rocas o lo hacía caer al río o morder por alguna víbora venenosa. Maipe sembraba los vientos malignos que traían dolores y malestares constantemente. Todos
los espíritus obraban bajo la inspiración del maligno
Hecufú. Las fuerzas de los espíritus benéficos
no podían vencerlos. Entonces Chachao -padre de los dioses buenos-
envió a la tierra otro espíritu más poderoso que
hiciera el bien. Así fue como Quimé Huenú, el espíritu
de la bondad, llegó a los valles patagónicos. Cuando una
persona era acechada por algún espíritu maligno que rondaba
la comarca, el Quimé Huenú desde las profundidades de
los valles, elevaba una canción triste y quejumbrosa, que por
sí sola era una señal de advertencia. Entonces quien la
escuchaba sabia que estaba ante algún peligro se había
equivocado de camino y así podía evitar al enviado de
Huekufú. De esa forma se salvaron muchas vidas y fue conjurada
la saña implacable de los espíritus maléficos. Recopilado por Lázaro Flury, 1948 - Narrado por los caciques Antonio Ñanculef, José Coliman y Juan Palma |