La primera rana fluorescente de manera natural fue descubierta recientemente en Argentina casi por casualidad, según dijo un miembro del equipo de investigadores a la . Quienes hicieron el descubrimiento, científicos argentinos y brasileños del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadaiva, este memorable momento se produjo mientras estudiaban el origen metabólico de los pigmentos en una especie de rana arbórea muy común a América del Sur.

Bajo la luz normal, la piel translúcida de la rana es un color marrón amarillento apagado con puntos rojos, pero cuando los científicos brillaron una luz ultravioleta en ella, se convirtió en un verde celestial que causó sensación en todos los presentes. Según uno de ellos, Carlos Taboada, el caso es “el primer registro científico de una rana fluorescente”. “Estábamos muy emocionados”, dijo su compañero investigador Julian Faivovich. No dudan en admitir que “fue bastante desconcertante”.

Dijo que el descubrimiento “modifica radicalmente lo que se conoce sobre la fluorescencia en entornos terrestres, permitiendo el descubrimiento de nuevos compuestos fluorescentes que pueden tener aplicaciones científicas o tecnológicas”. También “genera nuevas preguntas sobre la comunicación visual en los anfibios”, dijo.

El equipo estudió unos 200 ejemplos más para asegurar que el fenómeno no se debió al cautiverio de la rana, y detectó las propiedades fluorescentes en todos los especímenes. Maria Lagorio, investigadora independiente y experta en fluorescencia, que el equipo de investigación contactó después del descubrimiento, dijo a AFP que el rasgo es común en especies acuáticas y visto en algunos insectos, “pero nunca ha sido informado científicamente en anfibios”. El hallazgo fue publicado recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences.

¿Sabías que se había encontrado la primera rana fluorescente encontrada en Argentina?

Ya es oficial, la pobreza en argentina afecta a 12,7 millones de personas. El índice oficial de pobreza de Argentina en la segunda mitad de 2016 cayó al 30,3%, un estimado de 12,7 millones de personas, relacionado con el 32,2% obtenido en el primer semestre de dicho año de acuerdo a la oficina estatal Indec. El índice del 30,3% incluye el 6,1% de la indigencia, que también es inferior al 6,3% del primer semestre. La caída significa que 800.000 personas ya no están en el índice de la categoría de pobreza.

A finales de 2016, una familia de cuatro personas: padre (35), madre (31) y sus dos hijos de 6 y 8 años, necesitaban 13.155 Pesos (unos US$870) al mes para comprar la cesta básica que los mantenía por encima de la linea de la pobreza, o, en otro caso 5.458 Pesos (US$360) para comprar la canasta de alimentos básicos y no caer en la indigencia.

Según Indec, el mayor índice de pobreza se registró en Santiago del Estero con un 44%; Concordia, Entre Ríos, 43,6%; San Juan, 43,5%; Córdoba, 40,5%; Corrientes, 39,5% y con 34,6%. En el otro extremo están la ciudad de Buenos Aires, 9.5%; Ushuaia, 9,7% y Río Gallegos, 13,4%.

En cuanto a la indigencia, Ushuaia informó de un 2,1%; Comodoro Rivadavia y Ciudad de Buenos Aires de un 2,3% y Paraná un 2,4%. Las tasas más altas corresponden a Córdoba, con un 10,8%; Santiago del Estero, 8,8% y Gran Buenos Aires, 7,5%.

Los datos privados publicados en marzo por la Universidad Católica de Argentina, sin embargo, mostraron que el 32,9% de los argentinos vivían en la pobreza, frente al 32,6% en abril y el 29% en 2015. Los datos de la universidad fueron vistos como un referente en ausencia de datos confiables. Los datos de pobreza e indigencia de Argentina dejaron de ser publicados en 2013 bajo la dirección de Cristina Fernández, cuando según la última cifra récord de pobreza fue del 4,1% y la indigencia, del 1,4%.

La excusa oficial para dejar de hacer públicos los registros de pobreza fue explicada en ese momento por el entonces ministro Axel Kicillof diciendo que estaban “estigmatizando”. Sin duda, la pobreza en Argentina es una preocupación actual.